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¿CUÁNTA SANGRE MÁS?

El país cumplió un mes de manifestaciones, los colombianos siguen saliendo a las callas a expresar el descontento por su actual gobierno, encabezado por el presidente Iván Duque.

En primer lugar el paro es consecuencia de una serie de reformas propuestas por el gobierno, algunas de carácter laboral, de salud, pensional y tributaria. Con esta última reforma se buscaba recaudar por lo menos 25 billones de pesos, los cuales se usarían para saldar ciertas deudas del país y financiar algunos programas de apoyo económico.

En pocas palabras el gobierno busca, hacer a los ricos más ricos y a los pobres más pobres, afectando directamente el bolsillo de los colombianos, ya que no solo están perjudicados por la crisis económica que ha dejado la pandemia del COVID 19, también se verían afectados por la reforma tributaria. Esto motivó a millones de personas a expresar su descontento y hacer uso del derecho a la protesta.

Se puede señalar como indignante que en un país donde la mayoría de sus habitantes pertenecen a la clase media, su tasa de desempleo está en un 14,2% y las cifras de crisis alimentaria sean cada vez más alarmantes, por otra parte salir a la calle se convierta en el dilema ¿O me mata el hambre o me mata el estado?

Consideremos que no se trata de una categoría, derecha o izquierda, se trata de números, pues a lo largo de las manifestaciones la ONG reveló 2.905 casos de violencia, donde se encuentran 43 homicidios presuntamente cometidos por miembros de la fuerza pública, 39 víctimas con agresiones oculares y 21 víctimas de violencia sexual.

Como resultado las personas que se encontraban ejerciendo su derecho a la protesta, resultaron víctimas de la violencia y en algunos casos el derecho a la vida, les fue arrebatado, silenciando sus voces que anhelaban un cambio.

Es así como hoy, los colombianos lloran por cada gota de sangre derramada, a causa de un gobierno indiferente. ¿Cuántos más deben morir para que las peticiones del pueblo sean escuchadas?

Se puede señalar que la historia del país se encuentra en un interminable retorno, ya que se presentan las mismas situaciones de épocas anteriores, donde imperaba la violencia y la falta de tolerancia, asesinando a los que tienen un pensamiento diferente.

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Karen Arrieta 11-1

Por este motivo las nuevas generaciones están en pie de lucha, buscando construir un mejor país, donde cada ciudadano tenga voz y voto y donde ninguna minoría sienta que el país es su propiedad por pertenecer a clases o familias dirigentes, pues todos tenemos los mismos derechos, el país es de todos.

De igual manera no deja de resultar irónico que un pequeño grupo que seguramente no ha escuchado las inconformidades de cada uno de los colombianos, se encuentren reunidos a puerta cerrada representándolos, por otra parte mientras a otros les arrebatan su vida, sus familias y los vehículos en los que transportan la mercancía con la cual sostienen a sus familias, les están aplicando extinción de dominio a sus bienes por obstaculizar las vías, pues resulta que en este país duele más una vía y la economía que se transporta por ella, que todos aquellos que han muerto a causa de la violencia, el hambre y la desigualdad.

Para finalizar falta muy poco para las elecciones, Colombia vive un momento crítico y la revolución está en las urnas, hay que votar, pero bien, informarnos de verdad. Quien no vota deja al país en manos de las élites, esas élites que tanto daño nos han hecho, los sufragantes somos los responsables de las miserias que recibimos.

El país está mal porque votamos por los peores, el cambio está en nuestras manos, alcemos la voz y cambiemos el futuro del país.

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